Desde siempre, sentí una conexión profunda con la espiritualidad y el mundo sutil. La metafísica, la meditación y las leyes universales eran temas que exploraba de manera natural, pero hubo un momento que fue muy fuerte y significativo para mí.
Durante una etapa en la que mi padre enfrentaba un intenso dolor debido a una enfermedad en los huesos, ocurrió algo extraordinario En un almuerzo familiar, sentí un impulso irresistible de abrazarlo. Cerré los ojos y, desde lo más profundo de mi ser, pedí con amor que por un momento no le doliera. Vi una luz blanca envolviéndonos. Más tarde, con lágrimas en los ojos, me preguntó: “¿Qué hiciste? Ya no me duele. ¿Puedes hacerlo otra vez?”.
En ese momento simplemente me sorprendí, sin embargo ese instante marcó el comienzo de un despertar más profundo, una confirmación de que mi camino estaba ligado a la sanación y al servicio. Me inicié en Reiki y, a partir de ahí, se abrió un Universo de aprendizajes y descubrimientos.
A lo largo de los años, muchas experiencias reafirmaron que estaba en el camino correcto. Las palabras de gratitud de quienes llegaban a mis sesiones, los testimonios de paz, claridad y transformación profunda, incluso sanaciones que la medicina no podía explicar, me mostraban que mi misión iba más allá de mí misma.
Uno de los momentos más trascendentes fue cuando, en un retiro espiritual, empecé a canalizar. Sentí una frecuencia manifestarse a través de mí en forma de melodía, y más adelante supe que era el canto sagrado: una manera de traer el mensaje divino a la Tierra a través de la música vocal. Desde entonces, la canalización ha sido una parte hermosa de mi trabajo cuando se requiere, permitiéndome transmitir mensajes, activaciones y sanaciones energéticas.
Por otro lado, un gran y profundo aprendizaje de mi camino ha sido el amor propio. Aprender a aceptarme y amarme incondicionalmente transformó mi vida, y hoy es la base de todo lo que comparto. Cuando nos abrazamos con amor y nos damos el permiso de ser, abrimos las puertas de una verdadera transformación.
Hoy vivo mi misión con amor y entrega. Acompañar a otros en su camino de transformación es un privilegio que me llena el alma. Me emociona ver a las personas reencontrarse con su luz, sanar sus vínculos, reconocerse en su grandiosidad y recordar que merecen una vida plena, en armonía y amor.
Si estás aquí, es porque algo en tu interior te está guiando hacia un cambio. Aquí estoy para acompañarte en ese viaje.